Una de las muchas diferencias que podemos encontrar entre un vehículo convencional y uno eléctrico es que este último carece de cambio de marchas. Mientras que actualmente las motos y coches convencionales con un motor de combustión emplean transmisiones automáticas de 8 y 9 velocidades, cajas manuales de hasta 7 marchas o variadores continuos, la gran mayoría de eléctricos se sirven de una simple reductora monomarcha para la transmisión y en ocasiones, ni si quiera eso.
Puesto que los motores eléctricos entregan bastante par, que mantienen con un rango de revoluciones muy amplio, es posible prescindir de una transmisión de relación variable. Una de las marcas líderes en el sector, Tesla Motors, ya creó una caja de cambios con 2 velocidades para el Roadster, solo que por motivos de fiabilidad acabó abandonando. ¿Habrán rectificado lo que podría ser un error o bien están dejando de lado las ventajas que podría traer el cambio?
La gran diversidad de opiniones siempre está ahí. Hay quien se muestra convencido de que el cambio de marchas es la clave para mejorar la eficiencia del propulsor, con el argumento de que mantiene el motor en su régimen óptimo de giro – independientemente de la velocidad a la que circulemos- posibilita incrementar el rendimiento y compensar también las pérdidas mecánicas de una transmisión más complicada.
La empresa italiana IET defiende ésta y otras importantes ventajas del cambio para motocicletas como la Brammo Empulse, y el grupo ZF asegura que lo aplicará en vehículos de cuatro ruedas. Las bicicletas eléctricas tampoco quedan fuera de este asunto, con Bosch como líder en el segmento de las propulsiones “mid-drive” frente al típico motor en buje.
Por otro lado, puesto que el cambio no es realmente necesario, no son pocos los ingenieros que apuestan por que la simplicidad de una transmisión monomarcha resulta más eficiente, fiable y además apenas requiere mantenimiento. La verdad es que la gran mayoría de vehículos eléctricos apuestan por una relación de transmisión fija, pese a que así se comprometa algo de velocidad punta o aceleración.
Según la clase de vehículo y su concepción, se puede incluso obviar el uso de una reductora, preparando el diseño del motor a la velocidad angular que exista en la rueda motriz, lo que también es conocido como “direct-drive”, un sistema capaz de eliminar totalmente las pérdidas mecánicas por transmisión y su mantenimiento relacionado.
En cualquier caso, no parece que el futuro de motos y coches eléctricos dependa de una transmisión u otra, puesto que todos tienen la misma problemática relacionada con la escasa densidad energética de sus baterías. Una vez superado ese obstáculo podrían convivir distintos tipos de transmisión como ya ocurre con los vehículos con motor de combustión, aumentando así el número de amantes de las cajas de cambios que definitivamente se pasarían a las motos eléctricas.